Si el cristiano abandona el Domingo, renuncia a la propia cultura, advierte el Santo Padre
Papa Benedicto XVI recordó su reciente viaje a Austria ofreciendo claves valiosas de sus visitas y discursos e insistió en la trascendencia del Día del Señor al afirmar que si el cristiano abandona el Domingo, renuncia a la propia cultura.
.- Al presidir esta mañana en la Plaza de San Pedro la tradicional Audiencia General de los miércoles, elTras aterrizar en helicóptero en el Vaticano, procedente de la residencia pontificia de Castelgandolfo, el Santo Padre se encontró en el recinto vaticano con más de doce mil feligreses ante quienes señaló que su visita a Austria para conmemorar el 850 aniversario de la fundación del santuario de Mariazell, consistió en "una peregrinación, cuyo lema ha sido 'Mirar a Cristo': ir hacia María que nos muestra a Jesús".
Al evocar la Misa concelebrada el Domingo pasado en la vienesa Catedral de San Esteban, el Pontífice volvió a referirse al "Sine dominico non possumus!", "Sin el Señor y sin su Día no podemos vivir", la frase de los mártires de Abitinia (actualmente Túnez) pronunciada en el 304, que "tiene plena validez hoy".
"También nosotros, cristianos del Dos mil, no podemos vivir sin el Domingo: un día que da sentido al trabajo y al reposo, actualiza el sentido de la creación y la redención, expresa el valor de la libertad y del servicio al prójimo todo esto es el Domingo: ¡es más que un precepto!".
"Si la población de la antigua civilización cristiana abandonó este significado y dejó que el Domingo se redujera a un 'fin de semana' o a una ocasión para los intereses mundanos y comerciales advirtió el Papa quiere decir que han decidido renunciar a la propia cultura".
La claves
Benedicto XVI indicó que su visita a la Judenplatz (Plaza de los judíos) y el monumento al Holocausto, y su encuentro con las autoridades políticas del país y con los miembros del cuerpo diplomático son de aquellas "ocasiones preciosas en las que el Sucesor de Pedro tiene la posibilidad de exhortar a los responsables de las naciones a favorecer siempre la causa de la paz y del auténtico progreso económico y social".
En su alocución, el Papa afirmó asimismo que en Viena había "alentado" a todos a "continuar el proceso de unificación del continente europeo sobre la base de valores inspirados en el patrimonio cristiano común".
Al referirse a su peregrinación al santuario de Mariazell, destacó que muchos filósofos, no solo cristianos, "han reconocido el papel central del cristianismo en defender la conciencia moderna de desviaciones nihilistas o fundamentalistas".
Hablando de su encuentro con el clero, Benedicto XVI afirmó que los religiosos, religiosas y sacerdotes se esforzaban siempre "en ofrecer a todos un reflejo de la bondad y belleza de Dios", eligiendo el camino de la pobreza, la castidad y la obediencia, entendidas "en sentido cristológico y no individualista, sino relacional y eclesial".
Recordando su visita a la abadía de la Santa Cruz y a la Facultad Pontificia de Teología, subrayó el valor de la "oración como servicio de alabanza y de adoración, al que nada se debe anteponer"; de la liturgia "orientada siempre a Dios", y recalcó también que "el estudio teológico no debe separarse de la vida y de la plegaria".
Al final de su alocución, el Papa evocó su encuentro con el mundo del voluntariado en Viena y reiteró que "no hay que considerar la actividad del voluntariado como un servicio que suple las carencias del Estado o de las instituciones públicas, sino como una presencia complementaria y siempre necesaria para conservar viva la atención por los últimos".
Concluida la audiencia, Benedicto XVI regresó a Castelgandolfo.