lunes, diciembre 21, 2015

Saludo de NAvidad



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martes, diciembre 15, 2015

Seis reglas para tratar con familiares y amigos no católicos

«No puedo creer que te estés planteando hacerte católico. ¿Te has vuelto loco? ¿Cómo es posible que dejes el cristianismo bíblico para seguir una religión basada en la tradición humana? ¿Cómo has podido caer en una religión así?»


(Catholic.com/Steve Rey«Mamá y papa, escuchad, aprecio la educación que me disteis en la escuela católica, pero es que ya no creo. Ahora es cuando he encontrado a Jesús y ya no necesito vuestra religión. He aprendido tanto desde que me uní a la Iglesia de la Biblia, y además son muchísimo más sociables que los católicos en misa.»

Es entonces cuando empiezan las discusiones, la hostilidad, y se despiertan sensaciones de pérdida y traición. Uno coge una biblia y empieza a citar fuera de contexto versículos descubiertos recientemente, mientras el otro trata de recordar por qué cree el Magisterio católico. Desafortunadamente, descubre que cree pero no sabe por qué. La cosa va de mal en peor, y la línea de comunicación y confianza se colapsa.

Esta escena, con muchas variaciones, se repite en familias de toda América. A veces, es la esposa protestante evangélica la que descubre que su marido ha estado estudiando en secreto y está ya decidido a unirse a la temida Iglesia Católica. En otro hogar, son unos padres con el corazón roto, que han gastado un dineral en la educación católica de sus hijos, para ahora observar con lágrimas en los ojos cómo sus hijos abandonan la fe para secularizarse, o unirse a una iglesia baptista u otra religión.

No cabe duda de que muchas familias se encuentran divididas por causa de la religión. Mi mujer y yo lo sabemos por propia experiencia. Fuimos condenados por nuestras familias y amigos al más absoluto ostracismo cuando nos convertimos al catolicismo. La familia se negó a hablarnos y estuvo sin venir a casa durante casi un año, y en menos de un mes perdimos a todos nuestros amigos evangélicos, que eran los únicos que teníamos en aquellos momentos.

Discusiones por la religión y familias divididas existen desde siempre. El Antiguo Testamento está lleno de conflictos entre judíos que descubrían al Mesías y eran repudiados por sus familias y comunidades judías. Jesús sabía que el evangelio iba a traer lucha y división a las familias y avisó de estas rupturas: «No penséis que he venido a traer paz a la tierra. No he venido a traer paz sino espada. El hijo se levantará contra su padre, la hija contra su madre, y la nuera contra su suegra; y los enemigos del hombre serán los de su casa» (Mateo 10, 34-36)

Desde luego, para aquellos que lo escuchaban, el conflicto inmediato fue entre los propios judíos, los que lo rechazaban como Mesías y los que lo siguieron. Y aún en la actualidad se dan similares conflictos que continúan desgarrando familias. Esta situación es especialmente frecuente entre cristianos de diferentes denominaciones, pero de forma más pronunciada entre aquellos convertidos al catolicismo y los que abandonan la fe o eligen otra religión.

La división religiosa y el dolor en las familias se ponen especialmente de relieve cuando viajo por el país y por todo el mundo pronunciando conferencias, dando charlas en parroquias y guiando peregrinaciones. La pregunta más frecuente de todas las que me hacen es «¿Qué debería hacer con mi hijo o hija que ha dejado la fe católica? Nos está destrozando. ¿Qué puedo hacer para conseguir que vuelvan? ¿Cuál es el argumento nº 1 para conseguir que escuchen y vuelvan? «

Llegados a este punto, tanto si se trata de miembros de la familia que se han alejado, como de compañeros de trabajo que no dejan de atacar la fe, o de una esposa incapaz de hacer comprender a su marido su reciente amor por el catolicismo, todo el mundo busca un santo remedio. Desafortunadamente no hay santo remedio ni versículo en la Biblia que haga retroceder al reloj, convertirse al muerto, cambiar de idea, convencer al oponente o recuperar al hijo. Lo hecho, hecho está; debemos aceptar la situación como es y afrontarla a largo plazo.

Indignación y dolor

Cuando nos vemos confrontados por un anticatólico o un católico alejado, nuestra primera inclinación es discutir o abandonar, frecuentemente dejando ver nuestra indignación y dolor. Si se trata de un familiar o amigo del trabajo, tenemos la tendencia a pensar que lo que debemos hacer es rescatarlo rápidamente de su error. Con buena intención, presionamos con el tema enfrentándonos a ellos y usando comentarios cargados de emoción, como «no puedo creerlo» o «¿lo harías aun sabiendo el daño que nos hace?»

Normalmente, el resultado suele ser lo contrario de lo que se espera. La persona querida se aleja aún más y se ve animada a continuar con más ahínco en su intención de resistir. Se queman puentes, y se cierra la comunicación. Tras un par de enfrentamientos en caliente o de tratamientos de silencio, las puertas de la conversación se cierran. Suele ser ya demasiado tarde cuando nos damos cuenta de que simplemente hemos empeorado las cosas.

Es rara, y bienaventurada, la familia que no experimenta el dolor personal de estos problemas y pruebas. Tras aprender a través de las llamas de mi propia experiencia y con el deseo de ayudar a tantos hermanos en Cristo heridos, es como se me ocurrieron mis Seis reglas para tratar con familiares y amigos no católicos. He comprobado, observando gente ponerlas en práctica durante años, que estas reglas funcionan.

No siempre traen de vuelta al errante o convierten al protestante recalcitrante. Pero ayudan a reparar relaciones dañadas y preparar el camino para futuras reconciliaciones de la paz, incluso de una completa aceptación de la fe católica.

Las reglas no siguen un orden concreto, si bien creo que la última es revolucionaria.

Regla nº 1: No discutas.

Cuando alguien se me acerca en una conferencia y me hace la consabida pregunta, normalmente los sorprendo estirando el brazo y empujándolos. Me preguntan con sorpresa: «¿Por qué ha hecho eso?». Sonriendo, les respondo: «¿Cuál es la reacción normal cuando alguien le empuja?» Contestan: «Empujar también».

«Exacto», digo. «Y eso es justamente lo que no queremos cuando tratamos con nuestros seres queridos». Discutir es como empujar y puede intensificarse rápidamente. Se sube el tono de voz y los rostros enrojecen. La emoción lo domina todo y lo que se dice, desafortunadamente, queda dicho.

Esto no significa que no debamos hablar, si es de una manera caritativa y mesurada, lo que deberíamos evitar es la discusión emocional que genera más calor que luz, que destila una mala voluntad antes que los resultados deseados.

Esto conlleva para la mayoría de nosotros, naturalmente, grandes dosis de autocontrol. Debemos recordar que podemos ganar una discusión pero perder un alma; ganar la batalla pero perder la guerra. Debemos mordernos la lengua y tragarnos las muecas.

Digo esto por experiencia. He cometido el mismo error más de una vez y he pagado las consecuencias. He estado en los dos lados de la confrontación. He empujado y me han empujado a mí también. He alejado a miembros de la familia y amigos. Todavía me arrepiento de mis palabras rápidas y respuestas desmedidas.

Pero el arrepentimiento y los remordimientos no arreglan nada, a no ser que nos hagan reaccionar. El amor por las almas –y por las relaciones- requiere a menudo que confesemos nuestras faltas y pidamos humildemente perdón por las cosas dichas apresuradamente en el fragor de la discusión. Buenas intenciones, sí, pero ¡no siempre buenos resultados!

En la cena de Acción de Gracias, una vez que se ha hecho el comentario sarcástico, o se ha puesto sobre la mesa el desafío, rápidamente pidamos que el Espíritu Santo nos dé la gracia de ser elegantes. Cojamos la autopista. Los puentes no han sido quemados, las relaciones se han salvado. Reservamos la discusión para un momento más apropiado.

Regla nº 2: Ámalos más que nunca.

Nos duele porque los queremos y queremos ganarlos para la causa, pero debemos dirigir nuestro amor con cuidado, con la imagen global en mente. En el momento en que el antagonista espera que reaccionemos negativamente, tenemos que responder con amor. El amor es el único argumento que nadie puede resistir.

Recuerdo una vez, una señora se me acercó con la cara roja mientas palabras de enfado iban saliendo de su boca a toda velocidad. Despotricaba contra la Iglesia Católica y contra mis palabras. Tras unos segundos, me acerqué, le di un gran abrazo y le dije al oído «yo también la quiero, y gracias por preocuparse por mi alma».

Se quedó de piedra y en silencio. Se alejó. No recogí el guante, sino que le expresé mi amor y agradecimiento.

Amar al otro es especialmente importante en el caso de cónyuges separados por religión. El cónyuge católico debe quitarse de en medio y aceptar al otro, tanto si está alejándose como si está descubriendo la fe.

Es difícil amar a la persona y estar en desacuerdo con sus ideas, especialmente si se es contundente. Pero debemos tomar la iniciativa y demostrar el amor de Dios. Ama, ama y ama, y hazlo diariamente y demuéstralo.

Cuando uno de los cónyuges, u otro miembro de la familia, está descubriendo la verdad de la fe católica, debería incluir a sus seres queridos en el descubrimiento. No estudies en privado y luego vayas y sorprendas a todos con el anuncio de tu conversión. Esto suele verse como una traición «¿Por qué no me has amado y confiado en mí lo suficiente como para compartir conmigo tu mundo interior? ¿Cómo anuncias ahora algo sin antes haberlo compartido y discutido conmigo desde el respeto?»

Incluye a tu ser querido en tu viaje. Respétalo preguntándole lo que piensa al respecto; hónralo pidiendo su opinión. Pídele que rece contigo por este tema tan importante, comenta las escrituras con esa persona abiertamente. Compartid un libro.

Para evitar el alejamiento de la otra persona, es importante un amor atento y tiempo de calidad juntos. Ocurre a veces que un recién convertido está tan emocionado que no puede evitarlo. Desborda, y con razón, el amor recién encontrado. Va a misa diaria, se pasa horas rezando y leyendo y reuniéndose con sus nuevos amigos.

El cónyuge siente que lo han dejado atrás, abandonado. Se siente celoso como si «un nuevo amante» hubiera entrado en escena y borrado a su esposo o esposa del mapa.

La emoción exacerbada puede alejar aún más al cónyuge «abandonado». Los esposos deben amarse más, no menos. Es ahora cuando necesitan aún mayor intimidad entre ellos. Los miembros de la familia y amigos cercanos deben abrir sus vidas y sus corazones unos a otros. Esto es amor y el amor es el mejor argumento.

Regla nº 3: Reza y haz sacrificios.

Parece de sentido común, pero a menudo desperdiciamos nuestro tiempo enfureciéndonos y montando peleas imaginarias en nuestras cabezas, cuando deberíamos dirigir nuestro tiempo y energías a rezar con seriedad. Haz una lista de intenciones por las que rezar y sé constante.

Jesús contó la parábola de la mujer que acudió al juez injusto reclamando justicia. La obtuvo de él, no porque el juez fuera bueno o porque ella le gustara, no. Fue «porque esta viuda me molesta, la asistiré o me agotará viniendo continuamente» (Lucas 18, 2-ss) Ella consiguió lo que quería por su insistencia, y Jesús dijo que cuánto más nos dará nuestro Padre celestial si insistimos con la oración y hacemos sacrificios.

Un conocido mío había dejado la Iglesia. Un pariente decidió rezar diariamente y hacer un sacrificio semanal por el retorno de esta persona. Tras un año el alejado volvió a la Iglesia y, con una sonrisa de conocimiento, dijo al guerrero de la oración: «Sé lo que hiciste. Rezaste e hiciste sacrificios por mí. Dios no me dejaba en paz».

Regla nº 4: Estudia la fe católica.

No somos cristianos católicos porque nos hace sentir bien o porque fuimos educados en ello. Al final, somos católicos porque la fe es verdadera. Y si es verdadera, deberíamos saber por qué es verdad y ser capaces de explicarlo a nosotros mismos y a otros (especialmente a nuestros hijos)

Puesto que rezamos y nos sacrificamos por nuestros seres queridos, esperamos que antes o después se conviertan, ¿no? Y ¿qué pasa si vienen a nosotros (que los queremos y mantenemos abiertas las puertas de la comunicación) con preguntas honestas y pertinentes, y no somos capaces de responderles?

San Pedro comprendió esto. Por eso nos dijo: «Estad siempre dispuestos a dar una respuesta a quien os pida razón de vuestra esperanza, pero hacedlo con sencillez y deferencia» (1 Pe 3, 15-16). Si estudiamos la fe estaremos preparados para responder preguntas cuando llegue el bendito momento. Lo peor que podría ocurrir es que una persona volviera y nos preguntara honestamente por qué creemos y hacemos esto o aquello…¡y no tuviéramos una respuesta!

Cuando viajo a Europa, si saco un billete de 20 dólares para pagar la comida, el camarero mueve la cabeza con disgusto. El dólar no es la moneda común allí; usan euros. ¿Cuál es la moneda común de aquel por el que rezamos? ¿Se ha hecho protestante evangélico? La moneda común es la Biblia. En este caso, lo inteligente es estudiar la Biblia de manera que podamos relacionarnos con esa persona.

La Biblia es un libro católico, y nosotros especialmente deberíamos amarlo y comprenderlo. Debemos ponernos en el lugar de esa persona, comprender su nueva religión o la ausencia de ella. Tenemos que estudiar la Biblia y las razones de nuestra fe católica para poder compartirla confiadamente con otros.

Regla nº 5: Que tu vida transparente la alegría del Señor.

La alegría, la felicidad y el amor atraen a la gente. La ira, la frustración y el descontento la alejan. Nuestra alegría y contento en el Señor deberían ser contagiosos; deberían conducir a la gente al Señor y su Iglesia. Deberíamos conseguir que nuestros conocidos se preguntaran: «¿Por qué es tan alegre? ¿Qué tiene que yo no tenga?» Si nos quejamos y murmuramos, esto convencerá al que hemos perdido de que él, efectivamente, ha recibido la mejor parte.

Si estamos siempre criticando a los sacerdotes, la misa y la homilía, nadie nos tomará en serio. Si nos quejamos de las enseñanzas de la Iglesia, disentimos de la moral católica, y dejamos claro que preferimos ver un partido de fútbol antes que ir a misa, estamos alejando incluso más a nuestros familiares y amigos.

La alegría del Señor irradia desde nosotros incluso en tiempos difíciles. La luz atrae a las polillas.

Regla nº 6: Pide al Señor otra persona que influya en el alejado, puesto que a ti no te escucha.

Puede que la regla número 6 sea la más importante de todas. Es de cajón, pero rara vez se pone en práctica. La gente dice: «¡No se me había ocurrido!» Cuando se trata de familia y amigos, pensamos que es trabajo nuestro conquistar al perdido, convertir al no católico. Pero en realidad no es nuestra tarea: es el trabajo del Espíritu Santo que, quizá, puede preferir usar a otra persona que no seas tú. El Espíritu Santo usará tus oraciones y quizá la influencia de alguien cercano. Así que ¡reza en esta línea! He visto este trabajo repetidas veces.

Nosotros rezábamos por familiares que nos rehuían por completo a causa de nuestra conversión. Tomé la decisión de rezar cada día, como en la parábola de la mujer y el juez injusto. Un año después, una persona que yo no conocía le dijo a un pariente mío: «Acabo de leer el mejor libro de mi vida. Tienes que leerlo». Mi familiar le dijo: «Dime el título y lo encargo». El amigo le dijo: «Es Cruzar el Tíber, de Steve Ray».

Mi pariente casi se cae de la sorpresa. «¿Qué? ¡Es pariente mío! ¿Te ha gustado su libro?» Desde ese momento, toda la hostilidad desapareció. No más discusiones, tratamientos de silencio o alejamiento. Mi pariente no se convirtió, pero nuestra relación se curó y nosotros consideramos aquello como un gran avance.

La regla número 6 significa que debemos estar dispuestos a dar un paso atrás e iniciar un acercamiento discreto. Reza para que Dios mueva las piezas de su tablero de ajedrez cósmico hasta que pueda reunir las piezas apropiadas – para traer a la persona adecuada que influya en tu ser querido.

Pon en práctica estas seis reglas, y verás las maravillas del Señor. No esperes resultados inmediatos, reza para que se cumpla el tiempo del Señor. Descubrirás que, no solo es bueno para la curación de la persona que quieres, sino que también hará maravillas en tu propia vida.

Traducido por Cristina Moreno Alconchel, del equipo de traductores de InfoCatólica


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sábado, diciembre 05, 2015

LOS TRES CONSEJOS



 Una pareja de recién casados, era muy pobre y vivía de los favores de un pueblito del interior. Un día, el marido le hizo la siguiente propuesta a su esposa: Querida yo voy a salir de la casa. Voy a viajar bien lejos, buscar un empleo y trabajar hasta tener condiciones para regresar y darte una vida más cómoda y digna. No sé cuanto tiempo voy a estar lejos; sólo te pido una cosa: que me esperes y mientras yo este lejos, seas fiel a mí, pues yo te seré fiel a ti."
 Así, siendo joven aún, caminó muchos días a pie, hasta encontrar un hacendado que estaba necesitando de alguien para ayudarlo en su hacienda. El joven llegó y se ofreció para trabajar y fue aceptado. Pidió hacer un trato con su jefe, el cual fue aceptado también. El pacto fue el siguiente: Déjeme trabajar por el tiempo que yo quiera y cuando yo encuentre que debo irme, el señor me libera de mis obligaciones. Yo no quiero recibir mi salario. Le pido al señor que lo coloque en una cuenta de ahorros hasta el día en que me vaya. El día que yo salga, usted. me dará el dinero que yo haya ganado."
 Estando ambos de acuerdo, aquel joven trabajó durante 20 años, sin vacaciones y sin descanso.
Después de veinte años, se acercó a su patrón y dijo: Patrón, yo quiero mi dinero, pues quiero regresar a mi casa." El patrón le respondió: "Muy bien, hicimos un pacto y voy a cumplirlo. Sólo que antes quiero hacerte una propuesta, ¿está bien?. Yo te doy tu dinero y tú te vas, o te doy tres
 consejos y no te doy el dinero y te vas. Si yo te doy el dinero, no te doy los consejos y viceversa. Vete a tu cuarto, piénsalo y después me das la respuesta." Él pensó durante dos días, buscó al patrón y le dijo: "QUIERO LOS TRES CONSEJOS" El patrón le recordó: Si te doy los consejos, no te doy el dinero." Y el empleado respondió: "Quiero los consejos" El patrón entonces le aconsejó:
 * NUNCA TOMES ATAJOS EN TU VIDA. Caminos más cortos y desconocidos te pueden costar la vida.
* NUNCA SEAS CURIOSO DE AQUELLO QUE REPRESENTE EL MAL, pues la curiosidad por el mal puede ser fatal
 * NUNCA TOMES DECISIONES EN MOMENTOS DE ODIO Y DOLOR, pues puedes arrepentirte demasiado tarde.
 Después de darle los consejos, el patrón le dijo al joven, que ya no lo era tanto: AQUÍ TIENES TRES PANES: dos para comer durante el viaje y el tercero es para comer con tu esposa, cuando llegues a tu casa". El hombre, entonces, siguió su camino de vuelta, de veinte años lejos de su casa y de su esposa que él tanto amaba.
  Después del primer día de viaje, encontró una persona que lo saludó y le preguntó: "¿Para donde vas?" Él le respondió, "Voy para un camino muy distante que queda a más de veinte  días de caminata por esta carretera." La persona le dijo entonces: "Joven, este camino es muy largo. Yo conozco un atajo con el cual llegarás en pocos días". El joven, contento, comenzó a caminar por el atajo, cuando se acordó del primer consejo. Entonces, volvió a seguir por el camino normal. Días después, supo que el atajo llevaba a una emboscada.
 Después de algunos días de viaje, y cansado al extremo, encontró una pensión a la vera de la carretera, donde poder hospedarse. Pagó la tarifa por día y, después de tomar un baño, se acostó a dormir. De madrugada se levantó asustado con un grito aterrador. Se levantó de un salto y se dirigió hasta la puerta para ir a donde escuchó el grito. Cuando estaba abriendo la puerta, se acordó del segundo consejo. Regresó y se acostó a dormir. Al amanecer, después de tomar café, el dueño de la posada le preguntó sino había escuchado el grito y él le contestó que sí lo había escuchado. El
dueño de la posada le preguntó "Y no le dió curiosidad"? él le contesto que no. A lo que el dueño le respondió: "Ud. es el primer huésped que sale vivo de aquí, pues mi único hijo tiene crisis de locura; grita durante la noche y cuando el huésped sale, lo mata y lo entierra en el quintal".
 El joven siguió su larga jornada, ansioso por llegar a su casa.
 Después de muchos días y noches de caminata, ya al atardecer, vio entre los árboles humo saliendo de la chimenea de su pequeña casa. Caminó y vio entre arbustos la silueta de su esposa. Estaba anocheciendo, pero alcanzó a ver que ella no estaba sola. Anduvo un poco más y vio que ella tenía sobre su regazo, un hombre al que estaba acariciando los cabellos. Cuando vio aquella escena, su corazón se llenó de odio y amargura y decidió correr al encuentro de los dos y matarlos sin piedad. Respiró profundo, apresuró sus pasos, cuando recordó el tercer consejo. Entonces se paró y reflexionó y decidió dormir ahí mismo aquella noche y al día siguiente tomar una decisión. Al
amanecer, ya con la cabeza fría, él dijo: NO VOY A MATAR A MI ESPOSA. Voy a volver con mi patrón y a pedirle que me acepte de vuelta, sólo que antes, quiero decirle a mi esposa que siempre le fui fiel."
  Se dirigió a la puerta de la casa y tocó. Cuando la esposa le abrió la puerta y lo reconoció, se colgó de su cuello y lo abrazó afectuosamente. Él trató de quitársela de encima, pero no lo consiguió. Entonces, con lágrimas en los ojos le dijo: Yo te fui fiel y tu me traicionaste...
 Ella espantada le respondió, "¿Cómo? Yo nunca te traicioné. Te esperé durante veinte años". Él entonces le preguntó, "¿Y quién era ese hombre que acariciabas ayer por la tarde? Y ella le contestó, "AQUEL HOMBRE ES NUESTRO HIJO. Cuando te fuiste, descubrí que estaba embarazada. Hoy él tiene veinte años de edad".
 Entonces, el marido entró, conoció, abrazó a su hijo y les contó toda su historia, mientras su esposa preparaba la cena. Se sentaron a comer el último pan juntos. DESPUÉS DE LA ORACIÓN DE AGRADECIMIENTO, CON LÁGRIMAS DE EMOCIÓN, él partió el pan y al abrirlo, se encontró todo su dinero: el pago de sus veinte años  de dedicación.
 Muchas veces creemos que los atajos "queman etapas" y nos ayudan a llegar más rápido, lo que no siempre es verdad... Muchas veces somos curiosos; queremos saber de cosas que ni nos dan respeto  ni nos traen nada de bueno Otras veces reaccionamos movidos por el impulso, en momentos de rabia, y después tardíamente nos arrepentimos...
 Espero que no nos olvidemos de estos consejos, no te olvides también de CONFIAR
 (aunque tengas muchos motivos para desconfiar).

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viernes, noviembre 27, 2015

DIOS o nada

El cardenal Sarah es una persona que ama. Y es el hombre que nos muestra cómo y qué obra de arte quiere Dios hacer de nosotros si nos oponemos a su trabajo de artista.

Monseñor George Gänswein

Monseñor George Gänswein

Arzobispo Prefecto de la Casa Pontificia




Reverendísimo Cardenal Sarah, Eminencias, Excelencias, queridos hermanos, señoras y señores:

Mientras este último verano repasaba las pruebas del libro del Cardenal Sarah, «Dios o nada», su sinceridad me recordó una y otra vez, la intrepidez con la que el papa Gelasio I, en la Roma del 494, escribió su famosa carta al emperador Anastasio I de Constantinopla.

Cuando finalmente se encontró la fecha adecuada para la presentación de este libro aquí, en el «Anima» (Colegio de Santa María del Ánima, de los católicos alemanes, en Roma), descubrí que este era el día de los días, porque es el 20 de Noviembre y en este día la Iglesia celebra la fiesta de este santo papa, Gelasio I, oriundo de África del Norte. Permítanme decir unas breves palabras sobre este Papa.

Diez y ocho antes de escribir la carta, en el 476, las tribus germánicas habían asolado la antigua capital del imperio. La gran invasión de pueblos bárbaros había empezado y fue la causa de la caída del imperio romano de Occidente. Allí, en Roma, de lo que fue aquel poderoso imperio, solo quedó la indefensa Iglesia de Roma.

Ante esta situación el Papa Gelasio escribió al emperador romano de Oriente, en Bizancio, lo siguiente:

«Para gobernar el mundo no hay un único poder, sino dos. Esto lo sabemos desde que el Señor entregó a sus apóstoles, después de las Última Cena (Lc 22, 38) la misteriosa información de que las 'dos espadas' que se le habían presentado eran suficientes».

No obstante, estas dos espadas tenías que estar, según él lo concebía, compartidas entre el Emperador y el Papa a lo largo de la historia. En otras palabras, con esta carta el Papa Gelasio I puso al mismo nivel el poder espiritual y el temporal. No habría más omnipotencia. Tanto el Papa como el Emperador estaban asociados ante Dios por el bien de sus pueblos.

Esto fue un cambio ejemplar. Pero aún hubo más. El Papa Gelasio añadió a esto el detalle de que el emperador de Constantinopla, por derecho divino estaba por debajo de él, como sucesor de Pedro en Roma. ¿No debían las más altas autoridades recibir humildemente los sacramentos de manos de los sacerdotes? Cuanto más, debía estar el emperador obligado a ser humilde respecto al Papa, cuya silla, después de todo, se situaba por encima de cualquier obispado.

La declaración fue ultrajante y no debe extrañarnos que el emperador bizantino se encogiese de hombros sin mayor interés.

Pero la 'doctrina de las dos espadas', como se la llamó después de esta carta, calificaría las relaciones entre la Iglesia y el Estado durante casi seiscientos años. Sus efectos indirectos duraron infinitamente más. El nacimiento gradual de las democracias occidentales es inconcebible sin esta declaración. Porque con ella, no solo se puso el cimiento de la soberanía de la Iglesia, sino también el de cualquier legítima oposición.

Europa, en cualquier caso, ha crecido dolorosamente y ha madurado hacia adelante, desde entonces. La historia de la Iglesia Católica como fuerza civilizadora es impensable sin el ejemplo de Gelasio I al oponerse al intento de poder omnipotente del emperador Anastasio I.

La posterior separación de la iglesia y el estado y el sistema de «equilibrio de poderes» comenzó con esta carta, cuando el impotente Papa, súbitamente, sin miedo alguno, negó al más poderoso gobernante del mundo, el derecho a su intento de gobernar también las almas de sus súbditos. Eran tiempos de confusión y de migraciones de los pueblos., como ya he dicho, durante los cuales la Iglesia se convirtió en la verdadera autoridad en Occidente.

De todo esto, hoy, cuando casi de repente un nuevo flujo de emigrantes está inundando Europa desde el Este, el Cardenal Sarah, históricamente preocupado, es muy consciente, llamando, justo como Gelasio, desde África –la parte más vital y dinámica de la universal, global iglesia.

Probablemente, además, los pioneros «Sínodos de Cartago» africanos, desde el siglo III al V, están tan presentes para él, como todos los siguientes hasta el Vaticano II. Muy ciertamente, él ve con gran claridad –como muy pocos otros- que muchos estados hoy, una vez más, reclaman con todo su poder, ese «poder espiritual» que una vez la Iglesia les arrancó en un largo proceso, para beneficio de toda la sociedad.

Cuando hoy, los estados occidentales intentan anular, paso a paso, la ley natural a instancias de grupos de presión globalmente activos; cuando ellos quieren decidir, por ellos mismos, sobre la verdadera naturaleza del ser humano (como las altamente ideológicas corrientes de la ideología de género), entonces esto es más que una simple recaída dentro de la arbitrariedad. Es, de nuevo, un sometimiento a la tentación totalitaria que siempre nos acompaña en nuestra historia, como una sombra.

Cada una de las generaciones conoce esta tentación, aunque en cada época e manifiesta de una forma nueva y con un nuevo lenguaje. Hoy, el Cardenal Sarah confiadamente y con toda su fuerza insiste en que la Iglesia no debe disolverse en el «espíritu del mundo»(Zeitgeist = espíritu de los tiempos) aunque este espíritu se presente disfrazado y camuflado como ciencia, como ya sabemos hicieron el nazismo y el marxismo.

Nunca otra vez debe haber una institución con tal omnipotencia (poder). Ni el estado, ni el «espíritu del mundo» tiene el derecho de reclamar ese poder omnipotente para ellos y, desde luego, tampoco la Iglesia. «Dad al César lo que es del César», desde luego. Pero a Dios lo que es de Dios. Es en esta distinción en la que insiste el cardenal Sarah hoy; una voz solitaria, sincera e intrépida.

El estado no debe ser una religión, como es habitualmente, de modo horrible, expresado el así llamado estado islámico. De la misma manera, el Estado no puede recetar a los ciudadanos el secularismo como una forma supuestamente neutra de visión del mundo, ya que ello no es sino una nueva pseudo-religión, que una vez más quiere retomar el camino donde las ideas totalitarias del siglo pasado lo perdieron, en su intento de denunciar y finalmente extinguir el Cristianismo (y toda otra religión) por inútiles y desfasadas.

Por ello, el libro del cardenal Sarah es radical. No en el sentido en que utilizamos esta palabra en nuestros días, sino en el sentido original de la misma. La palabra latina «radix» se traduce por «raíz». En este sentido, el libro es radical. Porque nos lleva de vuelta a las raíces de nuestra fe. Es el radicalismo del evangelio el que inspira este libro. El autor está «convencido de que una de las misiones más importantes de la Iglesia es ayudar a Occidente a redescubrir el rostro radiante de Cristo».

Es por esta razón por la que no está preocupado de volver a hablar de la Encarnación de Dios y de la naturaleza radical de esta buena nueva, que él contrasta con un incansable análisis de nuestro tiempo. Nos abre los ojos al hecho de que las nuevas formas de indiferencia ante Dios, no son simples desviaciones mentales que se puedan ignorar sin más. El cardenal reconoce una amenaza existencial para la civilización humana por excelencia en la transformación moral de nuestras sociedades.

No hay la menor duda, en esta situación, de que la proclamación activa del evangelio, una vez más, es más urgente que nunca. En esta hora, el cardenal se pone en pie, proféticamente. Sabe que el evangelio, que una vez transformó las culturas está ahora en peligro de ser transformado a su vez, por las «realidades de la vida». Durante dos mil años, la Iglesia cuidó del mundo con el poder del evangelio. Al contrario, no funcionará, La revelación no tiene que adaptarse al mundo. El mundo quiere devorar a Dios. Pero Dios quiere atraer y convencer, a nosotros y al mundo.

En esta lucha, este libro, por tanto, no es una contribución efímera a un simple debate.No es tampoco, la respuesta a puntos de vista distintos, de otros. Decir esto sería injusto con la profundidad y brillantez de este testigo de la Fe. El cardenal Sarah no se ocupa de los puntos de vista individuales en discusión, sino de la fe en su conjunto, como un todo. Él demuestra cómo un punto de vista personal debe ser entendido correctamente, entendiendo la integridad de nuestra Fe. Y cómo, por el contrario, cada intento de aislar cuestiones particulares, daña y debilita todo el conjunto.

Aun así, este libro no se presenta como un manifiesto ni como una polémica. Es una guía para ir a Dios, quien nos ha mostrado su rostro humano en Jesucristo. Es un 'Vademecum' para el comienzo del Año Santo.

El 20 de Noviembre de 2016, de hoy en un año, este año jubilar, dedicado al «Rostro de la Misericordia» habrá terminado. Hasta entonces, con este libro, podemos aprender lecciones muy valiosas sobre la naturaleza de la misericordia. Porque «misericordia y rigor en la enseñanza solo pueden existir juntos», según escribió el P. Reginald Garrigou-Lagrange, O.P. (1877-1964) en 1923. Y continuaba: «La Iglesia, en sus principios es intolerante (firme), porque cree, y es tolerante en la práctica, porque ama. Los enemigos de la Iglesia son tolerantes en cuanto a los principios porque no creen en ellos, y son intolerantes en la práctica porque no aman».

El cardenal Sarah es una persona que ama. Y es el hombre que nos muestra cómo y qué obra de arte quiere Dios hacer de nosotros si nos oponemos a su trabajo de artista. Este libro es un libro sobre Cristo. Es, a la vez, una confesión de fe. Debemos imaginar su título como un alegre suspiro: ¡Dios o nada!

George Gänswein, arzobispo

Discurso pronunciado el 20 de noviembre en Roma, con motivo de la presentación de la edición en alemán del libro "Dios o nada" del cardenal Robert Sarah.

Texto original, en el National Catholic Register

Traducido por "Laudetur IesusChristus" del equipo de traductores de InfoCatólica


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viernes, octubre 09, 2015

Pago Romatiendas.

Envio soporte del giro, Gracias.

Romatiendas SAS.

jueves, octubre 08, 2015

El valor de la autoestima


Un joven acudió a un sabio en busca de ayuda.


– Maestro, me siento poca cosa... Me dicen que no sirvo y que no hago nada bien. ¿Qué puedo hacer para que las personas me valoren más? El maestro, le contestó:
– Debo resolver primero mis problemas. Si colaboras conmigo, yo podría solucionar esta situación con más rapidez y después, tal vez, te pueda ayudar.
– Con mucho gusto – respondió el joven.

El maestro se quitó el anillo que llevaba en el dedo pequeño de la mano izquierda y, dándoselo al muchacho, agregó:

– Toma el caballo y cabalga hasta el mercado. Tengo una deuda muy grande y debo vender este anillo para pagarla. Es necesario que obtengas por él la mayor suma posible, pero no aceptes menos de una moneda de oro.

El joven tomó el anillo y partió. Apenas llegó al mercado más cercano, empezó a ofrecerlo a los comerciantes. Éstos lo miraban con algún interés hasta que el joven decía lo que pretendía por él. Cuando el joven mencionaba que quería una moneda de oro, algunos se reían; otros meneaban la cabeza, hasta que alguien le ofreció una moneda de plata y un cacharro de cobre, pero el joven tenía instrucciones de no aceptar menos de una moneda de oro y rechazó la oferta.


Después de ofrecer su joya a todas las personas en el mercado y abatido por su fracaso, montó su caballo y regresó.

– Maestro, lo siento. No es posible obtener lo que me pidió. Quizás podría conseguir dos o tres monedas de plata, pero no creo que pueda engañar a nadie respecto del precio del anillo.
– ¡Qué importante lo que dijiste! – contestó sonriente el maestro. Debemos saber primero el verdadero valor del anillo. Vuelve a montar y ve al joyero. ¿Quién mejor que él para saberlo? Pregúntale cuánto te da por él. No importa lo que te ofrezca, no se lo vendas, vuelve aquí con el anillo.


El joyero examinó el anillo a la luz de candil, lo miró con su lupa, lo pesó y le dijo:

– Dile al maestro que, si lo quiere vender ya, no puedo darle más que cincuenta y ocho monedas de oro. Si me lo dejara un tiempo podríamos obtener hasta setenta monedas de oro. El joven corrió emocionado a la casa del maestro a contarle lo sucedido.
– Siéntate, dijo el maestro después de escucharlo. 
Tú eres como este anillo: una joya, valiosa y única. Y, como tal, sólo puede evaluarte verdaderamente un experto. ¿Qué haces por la vida pretendiendo que cualquiera descubra tu verdadero valor?


Valórate. Quiérete. Ámate. Haz las paces con la vida. Aprende a resaltar los aspectos positivos que posees. Concéntrate en tus fortalezas. Saca provecho de tus puntos fuertes. Muestra tu mejor cara. Sonríe. ¡Vamos! Eres una hijo/a de Dios comprada por el precio de la vida de Jesús. Si Dios cree que vales tanto, ¿por qué aceptas que cualquiera diga lo contrario?



Cordial saludo


Ernesto William Rojas D.e-mail: ewilliamrojasd@gmail.com
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miércoles, septiembre 16, 2015

¿Incompatibilidad en el matrimonio?



Martha Morales





G.K. Chesterton escribía: "Yo he conocido muchos matrimonios felices, pero ni uno solo compatible. Toda la mira del matrimonio es combatir durante el instante en que la incompatibilidad se hace indiscutible, y sobrevivirlo".


Sínodo de la Familia


Y es verdad. El cuento de que hay incompatibilidad de caracteres se inventó cuando no se tienen argumentos sólidos para romper y se carece de valentía para decir que en algo debemos cambiar o ceder.

Cada uno de nosotros somos distintos, más o menos egoístas. Es preciso poner empeño para salir de ese angosto mundo del egoísmo y descubrir la grandeza y la paz de centrar la propia vida en los demás.

Para empezar, el primer consejo a los cónyuges sería: saquen la televisión de su recámara. El televisor aísla, recorta la comunicación.

Uno de los grandes retos de la familia actual es tratar de comer juntos y tener momentos de conversación. Al menos se ha de procurar hacer una comida al día juntos, ya que vivimos bombardeados por trabajos y entretenimientos que pueden quitar estos preciosos momentosdel arte de convivir en familia y con los hijos. Hay que planear los temas de conversación (temas actuales, trabajo, estudio, amistades, historia, lecturas, deportes, exámenes, etc.) y saber preguntar a cada uno cómo le fue durante el día e interesarse por los detalles más pequeños.

Pocos lugares son tan buenos para educar a los hijos como la mesa de comidas; allí aprenden a conversar. Allí los padres también enseñan a sus hijos las buenas maneras y a preocuparse los unos por los otros, a compartir, a conocerse y amarse. Si la madre les prepara la comida con detalle, los hijos se empiezan a sentir que valen. Es importante que los hijos se sepan apreciados y tenidos en cuenta. Además, comer en familia lleva menos riesgos de sobrepeso.

Dios ha encargado a la mujer que cuide de su esposo, y a él que la proteja y provea. Son muy importantes las legislaciones sobre el matrimonio. La ley positiva ha de basarse en la ley natural. La ley natural es la base sólida de todo derecho y de todo deber. Hay que saber distinguir entre la legalidad –que sólo ve la ley escrita– y la legitimidad. Lo legítimo es lo que es justo y lo que está en armonía con el Derecho Natural.

Con el recién aprobado "divorcio exprés" (divorcio rápido) se desprotege al matrimonio y se ataca fuertemente a la familia, porque ese divorcio lo único que busca es separar a los cónyuges, sin considerar que muchas veces hay una crisis pasajera de parte de él o de ella, y que, reflexionando en el bien que trae la solidez de un matrimonio para los cónyuges y para los hijos, superan la prueba y salen de ella con más madurez.

Ese divorcio exprés tampoco considera la patria potestad ni la manutención de los hijos, se centra en separar a los cónyuges y ya.

Reducir matrimonio a una cuestión "erótica sexual" es remitirlo a una cuestión corporal sexual. Eso no es el matrimonio.

Decía el cardenal Joseph Ratzinger: la sexualidad se ha trivializado, se ha banalizado, porque se ha reducido al placer; pero la sexualidad es un misterio muy grande, incluso es un misterio sagrado, porque es un proyecto de Dios de crear al hombre para el amor; es un modo de participar de la realidad de Dios. Tiene su plenitud en el amor divino. Pero cuando la sexualidad se separa del amor, se hace trivial y se convierte en un objeto de comercio. Al separarse delamor, se separa de la vida y lleva a la "cultura de la muerte".

La cuestión de la relación entre el hombre y la mujer hunde sus raíces en la esencia más profunda del ser humano. No puede separarse de la pregunta: ¿quién soy? Y esta pregunta, a su vez, no puede separarse del interrogante: ¿existe Dios?, y, ¿quién es Dios? La respuesta de la Biblia a estas dos preguntas es unitaria: el hombre es creado a imagen de Dios, y Dios mismo es amor. Por este motivo, la vocación al amor es lo que hace del hombre auténtica imagen de Dios: se hace semejante a Dios en la medida en que se convierte en alguien que ama.

Las diferentes formas actuales de disolución del matrimonio, como las uniones libres y el «matrimonio a prueba», hasta el 'matrimonio' entre personas del mismo sexo, son expresiones de una libertad anárquica. Una 'libertad' así se basa en una banalización del cuerpo, que inevitablemente incluye la banalización del hombre. Su presupuesto es que el hombre puede hacer de sí lo que quiera: su cuerpo se convierte de este modo en algo secundario, manipulable, que se puede utilizar como se quiere. El libertinaje termina haciendo despreciable el cuerpo.

Somos corresponsables del futuro de la humanidad, porque el futuro de la humanidad nace y crece en la familia".

G.K. Chesterton escribía: "El lugar donde nacen los niños y mueren los hombres, donde la libertad y el amor florecen, no es una oficina, ni un comercio, ni una fábrica. Ahí veo yo la importancia de la familia. Los que hablan contra la familia no saben lo que hacen, porque no saben lo que deshacen". Este autor inglés, Chesterton, escribió hace 75 años: "La próxima gran herejía será simplemente un ataque a la moral, especialmente a la moral sexual. Y la locura del mañana vendrá, no de Moscú, sino de Manhattan".

La familia existe y debe existir. No hay teoría o progreso que pueda destruir esta verdad sin acarrear la ruina.

El entonces Cardenal Jorge Mario Bergoglio –actual Papa Francisco– dijo respecto a la iniciativa de introducir el matrimonio entre personas del mismo sexo, en Argentina, en 2010: No seamos ingenuos, no se trata de una simple lucha política, hay una intención para destruir el plan de Dios: No es un mero proyecto político (es un mero instrumento), es un movimiento del "padre de la mentira" que desea confundir y engañar a los hijos de Dios.

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miércoles, agosto 05, 2015

Para ser feliz


Queda prohibido llorar sin aprender, levantarte un día sin saber qué hacer, tener miedo a tus recuerdos.

Queda prohibido no sonreír a los problemas, no luchar por lo que quieres, abandonarlo todo por miedo, no convertir en realidad tus sueños.

Queda prohibido no demostrar tu amor, hacer que alguien pague tus deudas y tu mal humor.

Queda prohibido dejar a tus amigos, no intentar comprender lo que vivieron juntos, llamarles sólo cuando los necesitas.

Queda prohibido no intentar de nuevo construir tu hogar, no comprender, no ser paciente y no amar a tu cónyuge.

Queda prohibido no ser tú mismo ante la gente, fingir ante las personas que no te importan, hacerte el gracioso con tal que te recuerden, olvidar a toda la gente que te quiere.

Queda prohibido no hacer las cosas por ti mismo, tener miedo a la vida y a sus compromisos, no vivir cada día como si fuera tu último suspiro.

Queda prohibido echar a alguien de menos sin alegrarte.

Queda prohibido no intentar comprender a las personas, no pensar que sus vidas valen más que la tuya y no saber que cada uno tiene su camino y su dicha.

Queda prohibido no crear tu historia, no tener un momento para gente que te necesita, no comprender que aquello que la vida te da, también te lo quita.

Queda prohibido no buscar tu felicidad, no vivir tu vida con una actitud positiva, no pensar en que podemos ser mejores, Queda prohibido llorar sin aprender, levantarte un día sin saber qué hacer, tener miedo a tus recuerdos.

Queda prohibido no sonreír a los problemas, no luchar por lo que quieres, abandonarlo todo por miedo, no convertir en realidad tus sueños.

Queda prohibido no demostrar tu amor, hacer que alguien pague tus deudas y tu mal humor.

Queda prohibido dejar a tus amigos, no intentar comprender lo que vivieron juntos, llamarles sólo cuando los necesitas.

Queda prohibido no intentar de nuevo construir tu hogar, no comprender, no ser paciente y no amar a tu cónyuge.

Queda prohibido no ser tú mismo ante la gente, fingir ante las personas que no te importan, hacerte el gracioso con tal que te recuerden, olvidar a toda la gente que te quiere.

Queda prohibido no hacer las cosas por ti mismo, tener miedo a la vida y a sus compromisos, no vivir cada día como si fuera tu último suspiro.

Queda prohibido echar a alguien de menos sin alegrarte.

Queda prohibido no intentar comprender a las personas, no pensar que sus vidas valen más que la tuya y no saber que cada uno tiene su camino y su dicha.

Queda prohibido no crear tu historia, no tener un momento para gente que te necesita, no comprender que aquello que la vida te da, también te lo quita.

Queda prohibido no buscar tu felicidad, no vivir tu vida con una actitud positiva, no pensar en que podemos ser mejores, no sentir que sin ti este mundo no seria igual.

Queda prohibido renunciar a la lucha contra la corrupción y el caudillismo, queda prohibido doblegar las banderas ante los obstáculos y el cinismo.

Queda prohibido no buscar a Dios cuando el espíritu está sediento de él.


Alfredo Cuervo             

Fuente:http://www.renuevodeplenitud.com/reflexiones-queda-prohibido.html

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domingo, mayo 31, 2015

Emprender


 "Cuando quieras emprender algohabrá un montón de gente que te dirá que no lo hagas. Cuando vean que no te pueden detenerte dirán cómo lo tienes que hacer y, cuando finalmente lo logresdirán que siempre han creído en ti".   John C. Maxwell
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miércoles, abril 08, 2015

El primer santo fue ladron, asesino, agitador politico : pero dejo que Jesus entrara en su debilidad

 

San Dimas, canonizado por Cristo en la cruz

EL PRIMER SANTO FUE LADRON, ASESINO, AGITADOR POLITICO: pero dejo que Jesus entrara en su debilidad

San Dimas, en La Pasion de Mel Gibson.


Como es posible que el primer santo canonizado por el mismo Jesucristo en la cruz fuera un ladron, asesino, agitador politico?

No habiamos quedado que el cielo esta reservado solo para los virtuosos y los buenos?

Ese es el verdadero misterio del cristianismo.

En apenas unos segundos el llamado "buen ladron" se hace humilde, reconoce su pobreza y pecado, y deja entrar en su vida la misericordia de Dios, y hoy, aquel al que decian que era un ladron y asesino es, ni mas ni menos que

SAN DIMAS, EL PRIMER SANTO DE LA IGLESIA.

Por su interes reproducimos un precioso articulo escrito por el periodista Juan Luis Vazquez Diaz-Mayordomo en el semanario catolico Alfa y Omega, que lleva por titulo Como robar el cielo en dos pasos, y que resume con maestria el contenido del libro El Buen Ladron. Misterio de Misericordia (Voz de Papel), unico y mas completo texto en español sobre san Dimas traducido por el Padre alvaro de Cardenas y Cordelia Semprun.

COMO ROBAR EL CIELO EN DOS PASOS

«Ni era bueno, ni solo ladron, sino tambien asesino. Sin embargo, es el primer santo canonizado personalmente por Jesus: el Buen Ladron encarna "la alegria de la misericordia de Dios", que el Papa Francisco nos ha invitado a redescubrir en el Año Santo de la Misericordia. el, hoy, desde el Paraiso, nos enseña a dar el mejor golpe: ROBAR EL CIELO.

»"La Iglesia es la casa que a todos acoge y a nadie rechaza, para que todos los que hayan sido tocados por la gracia puedan encontrar la certeza del perdon. Nadie esta excluido de la misericordia", ha dicho el Papa Francisco al anunciar el Año de la Misericordia. El Buen Ladron, sobre quien el sacerdote canadiense Andre Daigneault ha escrito El Buen Ladron. Misterio de Misericordia (ed. Voz de Papel), sabe bien de que habla el Papa.

»EL UNICO SANTO CANONIZADO DIRECTAMENTE POR JESUS,

en realidad, no fue nunca un Robin Hood. Segun varios exegetas, Dimas formo parte de una banda de agitadores politicos que hacian la guerra a los romanos, robando, saqueando y matando; junto a Barrabas, fue responsable del homicidio que refieren Marcos y Lucas al final de sus evangelios. Lo mas seguro es que presenciara en el Pretorio el juicio a Jesus; y escuchara el dialogo con Pilatos: Mi reino no es de este mundo… Asi se entiende la confesion posterior del malhechor sobre la cruz: Jesus,acuerdate de mi cuando llegues a tu reino.

»Dice Daigneault que "la fe del Buen Ladron nacio del atractivo que la persona y las palabras de Cristo provocaron en el durante aquellas pocas horas. La fe fue para el un don de Dios, una siembra de su Espiritu".

INVITADO VIP AL PARAISO

»Entonces, el Buen Ladron… un ladron y un asesino? Si, y el primer hijo de la Iglesia. Y el primer invitado al cielo, el que estreno el Paraiso, como escribio Claudel: "Hoy estaras conmigo en el Paraiso. Hoy! Asi, de golpe.

NO SOLO QUEDA ABSUELTO DE SUS CRIMENES, SINO SANTIFICADO!

El asesino, el ladron, el impudico, el bandido profesional… es ya santo! Basto una mirada entre los parpados sangrientos del invitado de la derecha…, y en este inmenso lugar que es el Paraiso, no hay nadie en el primer momento mas que el. el solo. No ha llegado todavia nadie mas. Hasta el trono de la Inmaculada esta vacio. el esta alli, en el Paraiso, todavia oliendo a fluidos corporales. el, el primer fruto. Para esto ha servido la sangre de Dios".


»Que hizo en realidad Dimas para conquistar el cielo? Que hizo para ganarse el perdon de Jesus? En realidad, apenas NADA…Fueron unos segundos de conversacion, pero nos enseñan hoy, dos mil años despues, el modo de robarle el Corazon a Cristo: medio desnudo, vulnerable, expuesto, inmovil, el delincuente ya no puede escapar, el bandido no se puede esconder. Y, en un primer paso, se atreve a mirar a Jesus, reconociendo la verdad de lo que es: Lo nuestro es justo, pues recibimos el pago de lo que hicimos.

El cardenal Saliege admiro en el Buen Ladron "el valor de ser humilde y de reconocer sinceramente quien era. Un valor muy poco frecuente. Cuando Dios encuentra la humildad en un alma, no puede resistirse y se precipita sobre ella .


»El segundo momento es la confianza: Dimas es de los pocos en el Evangelio que llama al Señor por su nombre: Jesus, acuerdate de mi cuando llegues a tu reino. No puede prepararse para la muerte, ni borrar su historial, ni actualizar su curriculum, ni hacerse un selfie un poco mas amable. Con Daigneault: "El Buen Ladron cambia nuestra escala de valores. Dios no necesita para nada nuestras virtudes naturales, en cambio necesita nuestro vacio y nuestra pobreza para colmarlos de su Misericordia. Le causa horror la autocomplacencia, y espera de nosotros el abandono de un niño. Su Misericordia quiere derramarse en nuestras pobrezas. Dios se complace en manifestar su fuerza en la debilidad de los mas pequeños".


»Quiza nos cuesta creer que Dios nos pueda mirar asi, hasta el perdon total, sin exigirnos un pagare de vuelta. "Las obras del Buen Ladron no habian sido muy buenas; las nuestras tampoco lo son", escribe Daigneault, que lamenta que, "a veces, se confunde la santidad con la perfeccion y la virtud moral", y cita a Von Balthasar cuando explica que "no es mirar nuestra miseria lo que nos purifica, sino mirar a Aquel que es la total pureza y santidad. El Redentor pide unicamente una simple mirada hacia el".


»El Buen Ladron nos marca el camino hacia el Año Santo de la Misericordia. Como escribe Daigneault: "Si un hombre pide perdon desde el fondo de su corazon, aunque haya cometido las peores bajezas, puede ser transformado en un santo, como el Buen Ladron. El peor de los criminales, que confia sus pecados a la Misericordia de Dios, a la infinita santidad de Cristo, puede llegar a ser santo".


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