Adiós al obispo de los pobres
Felipe de J. Monroy González / SIAME. 24 de enero.- Inagotable defensor de los indígenas, trabajadores y pobres, Mons. Samuel Ruiz García, obispo emérito de San Cristóbal de las Casas, falleció hoy en la ciudad de México a la edad de 86 años, tras complicaciones en las enfermedades de hipertensión y diabetes que padecía el prelado.
Mons. Samuel Ruiz García se desempeñaba como Asesor en la Comisión Episcopal de Pastoral Social de la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEPS-Cáritas) y, hasta antes de que su enfermedad se lo impidiera, atendía diferentes conflictos sociales a lo largo y ancho del país.
Originario de Irapuato, Guanajuato, Mons. Ruiz García nació el 3 de noviembre de 1924, fue ordenado sacerdote el 2 de abril de 1949 y consagrado obispo el 21 de enero de 1960. El año pasado celebró sus bodas de oro episcopales en la diócesis chiapaneca en la que sirvió como pastor durante cuatro décadas. Mañana, Mons. Samuel Ruíz celebraría su 51 aniversario como obispo.
Fue nombrado obispo para la zona indígena del sureste mexicano y desde su servicio pastoral abogó constantemente por los derechos de las comunidades marginales y por la protección del valuarte social que representan en la sociedad moderna. Hacia el final de su episcopado, fungió como mediador y líder moral entre el Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) y el gobierno federal.
A pesar de verse obligado al retiro canónico en el año 2000, Mons. Samuel Ruiz observó y auxilió para superar los conflictos sociales de manera cercana, particularmente en el ámbito de comunidades indígenas, la inconformidad magisterial, con los trabajadores del Sindicado Mexicano de Electricistas, las comunidades marginadas de Zimapán, Hidalgo, etcétera.
En una de sus últimas intervenciones públicas, durante el congreso "¿Dios existe?" en la ciudad de México fue cuestionado sobre el papel de la teología de la liberación en América Latina, el "obispo de los pobres", como se le conocía en el círculo periodístico sintetizó: "la función de las religiones y la pluralidad que éstas tengan para con otras expresiones religiosas es enfrentar al neoliberalismo en guerra que atenta contra los principios fundamentales del ser humano las expresiones religiosas deben generar procesos de autonomía comunitaria, economía social, defensa y uso sustentable de los bienes naturales, la creación de identidad cultural y la lucha por la dignidad. La expresión social de la religión no es sino la que busca la teología de la liberación, es la única teología que podemos aceptar; no hay teología de la esclavitud. El Evangelio es liberador por antonomasia", afirmó.