ELOGIO ACTIVIDAD APOSTOLICA IGLESIAS ORIENTALES
Después del saludo del Patriarca greco-melquita, Su Beatitud Gregorio III Laham y del vicario patriarcal, el arzobispo Yasser Ayyach, Benedicto XVI se dirigió a los presentes.
"La Iglesia misma -dijo -es un pueblo peregrino que como tal, a través de los siglos, ha sido marcado por eventos históricos determinantes y por diversas peripecias culturales. Desgraciadamente algunas han llevado aparejados períodos de disputa teológica o de represión. Sin embargo, ha habido momentos de reconciliació
"Todos los cristianos están llamados a responder activamente al mandato de Dios (...) de llevar a los demás a conocerlo y a amarlo", y "en realidad -observó el Papa- las vicisitudes de la historia han fortificado a los miembros de las Iglesias particulares para abrazar esta tarea con energía y para comprometerse decididamente con las realidades pastorales actuales".
Recordando los lazos de esas iglesias con el patriarcado de Antioquia y su radicación en Oriente Próximo, Benedicto XVI observó que "también hoy, como pequeñas minorías en comunidades desperdigadas en estas tierras, sois reconocidos como seguidores del Señor. La demostración pública de vuestra fe cristiana no se limita ciertamente a la atención espiritual (...) hacia vuestra gente, por muy esencial que sea. Vuestras numerosas iniciativas de caridad universal abarcan a todos los jordanos -musulmanes y de otras religiones- y al vasto número de refugiados que este reino acoge con tanta generosidad"
"Vuestras liturgias, la disciplina eclesiástica y el patrimonio espiritual son un testimonio vivo y desplegado de vuestra tradición", dijo el Santo Padre, recordando que "imitando a Cristo y a los patriarcas y profetas del Antiguo Testamento, partimos para llevar al pueblo desde el desierto hasta el lugar de la vida, hacia el Dios que nos da vida en abundancia".
"Esa es la característica de todas vuestras tareas apostólicas, cuya variedad y calidad son muy apreciadas. (...) Vuestra presencia en esta sociedad es una maravillosa señal de la esperanza que nos califica como cristianos. Esa esperanza va más allá del confín de nuestras comunidades cristianas y así descubrís a menudo que las familias de otras religiones para las que trabajáis y las que ofrecéis vuestro servicio de caridad universal tienen preocupaciones y dificultades que superan las barreras religiosas y culturales".
Esas preocupaciones atañen sobre todo a las esperanzas de los padres para sus hijos y, a este respecto, el Papa se preguntó: "¿Qué padre o qué persona de buena voluntad no se sentiría turbado ante los influjos negativos tan penetrantes en nuestro mundo globalizado, incluidos los elementos destructores de la industria del espectáculo que con insensibilidad explotan la inocencia y la fragilidad de las personas vulnerables y jóvenes?".
Por último, el Santo Padre animó a los candidatos al sacerdocio y la vida religiosa y a todos los jóvenes cristianos jordanos: "¡No tengáis miedo de dar vuestra contribución sabia, mesurada y respetuosa a la vida pública del reino. La voz auténtica de la fe aportará siempre integridad, justicia, compasión y paz!".