Informe demuestra que la crianza de niños por homosexuales no iguala a la del matrimonio heterosexual
Por Wendy Wright y Lisa Correnti
WASHINGTON D.C., 15 de junio (C-FAM) Un estudio
revolucionario revela que los hijos adultos de padres homosexuales y
madres lesbianas padecen muchas más consecuencias sociales, económicas y
emocionales negativas que los hijos criados en el seno de familias
biológicas intactas.
La calidad del estudio del profesor de la Universidad de
Texas Mark Regnerus resalta las deficiencias de estudios previos de los
que se valen los defensores de la homosexualidad para conceder a las
parejas de personas del mismo sexo el derecho a casarse y a adoptar
niños.
«La noción empírica de que no existen diferencias notables debe derrumbarse», dijo Regnerus en su estudio publicado en el Social Science Research.
El estudio exhaustivo de Regnerus analiza cerca de 3000 hijos ya adultos de ocho estructuras familiares diferentes y las evalúa dentro de 40 categorías sociales y emocionales. Revela que los hijos que permanecieron en el seno de familias biológicas intactas fueron mejor educados, fueron objeto de mayor salud psicofísica, menor experimentación con drogas, menor actividad delictiva y presentaron mayores niveles de felicidad en términos generales.
Las mayores consecuencias negativas se encontraron entre los hijos de madres lesbianas. Esto contradice informes deficientes popularizados por los medios que afirman categóricamente que a los hijos les va igual, o mejor, con madres lesbianas. El estudio de Regnerus puso de manifiesto resultados negativos para los hijos adultos de madres lesbianas en 25 de 40 categorías que incluían índices mucho mayores de agresión sexual (23% de ellos fueron toqueteados por un padre o adulto, en contraposición al 2% criado por padres casados), salud física más deficiente, aumento de casos de depresión, aumento en el consumo de marihuana, y más desempleo (69% de los hijos de familias lesbianas recibían asistencia social, comparados con el 17% correspondiente a quienes tenían padres casados).
El estudio de Regnerus desacredita un informe frecuentemente citado de la American Psychological Association (APA) que en 2005 llegó a la conclusión de que «[n]ingún estudio ha descubierto que los hijos de padres gais o lesbianas estén en desventaja en ningún aspecto significativo en relación con los hijos de padres heterosexuales».
En contraposición al de Regnerus, estudios previos comparaban a hijos de padres homosexuales con aquellos de familias con padrastros o monoparentales. Además, Regnerus se basa únicamente en información directa de hijos adultos en vez de las opiniones de sus padres.
Un segundo estudio reciente confirma que las investigaciones pregonadas por la APA no son fiables. Loren Marks, profesor asociado de la Universidad Estatal de Luisiana, descubrió que los estudios de la APA contenían información limitada y que se centraban en roles de género e identidades sexuales. Desatendían el análisis de los resultados educativos de los hijos, el empleo, el riesgo del abuso de sustancias nocivas, el comportamiento delictivo o el suicidio.
Los estudios avalados por la APA que fueron desacreditados se utilizaron en intentos de influir en decisiones jurídicas internacionales.
Los escritos de amicus curiae presentados en el caso E.B. vs. Francia ante el Tribunal Europeo de Derechos Humanos defendieron el derecho a la adopción para las parejas de personas del mismo sexo citando informes de la APA que afirman que no existen pruebas científicas objetivas para justificar el «tratamiento diferente de parejas del mismo sexo que desean adoptar porque (según la opinión de FIDH, ILGA-Europe, BAAF y APGL) todos los estudios científicos de renombre han demostrado que los hijos de padres gais y lesbianas no son más susceptibles de padecer problemas emocionales o de otra índole que los hijos de padres homosexuales».
En el caso de Karen Atala e Hijas vs. Chile ante la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), un escrito de amicus curiae que defendía a las madres lesbianas que habían perdido la custodia de sus hijas señalaba que la American Academy of Pediatrics «reconoce que un conjunto considerable de literatura profesional demuestra que los hijos de padres homosexuales pueden tener las mismas ventajas y las mismas expectativas de salud, adaptación y desarrollo que los hijos de padres heterosexuales».
«La noción empírica de que no existen diferencias notables debe derrumbarse», dijo Regnerus en su estudio publicado en el Social Science Research.
El estudio exhaustivo de Regnerus analiza cerca de 3000 hijos ya adultos de ocho estructuras familiares diferentes y las evalúa dentro de 40 categorías sociales y emocionales. Revela que los hijos que permanecieron en el seno de familias biológicas intactas fueron mejor educados, fueron objeto de mayor salud psicofísica, menor experimentación con drogas, menor actividad delictiva y presentaron mayores niveles de felicidad en términos generales.
Las mayores consecuencias negativas se encontraron entre los hijos de madres lesbianas. Esto contradice informes deficientes popularizados por los medios que afirman categóricamente que a los hijos les va igual, o mejor, con madres lesbianas. El estudio de Regnerus puso de manifiesto resultados negativos para los hijos adultos de madres lesbianas en 25 de 40 categorías que incluían índices mucho mayores de agresión sexual (23% de ellos fueron toqueteados por un padre o adulto, en contraposición al 2% criado por padres casados), salud física más deficiente, aumento de casos de depresión, aumento en el consumo de marihuana, y más desempleo (69% de los hijos de familias lesbianas recibían asistencia social, comparados con el 17% correspondiente a quienes tenían padres casados).
El estudio de Regnerus desacredita un informe frecuentemente citado de la American Psychological Association (APA) que en 2005 llegó a la conclusión de que «[n]ingún estudio ha descubierto que los hijos de padres gais o lesbianas estén en desventaja en ningún aspecto significativo en relación con los hijos de padres heterosexuales».
En contraposición al de Regnerus, estudios previos comparaban a hijos de padres homosexuales con aquellos de familias con padrastros o monoparentales. Además, Regnerus se basa únicamente en información directa de hijos adultos en vez de las opiniones de sus padres.
Un segundo estudio reciente confirma que las investigaciones pregonadas por la APA no son fiables. Loren Marks, profesor asociado de la Universidad Estatal de Luisiana, descubrió que los estudios de la APA contenían información limitada y que se centraban en roles de género e identidades sexuales. Desatendían el análisis de los resultados educativos de los hijos, el empleo, el riesgo del abuso de sustancias nocivas, el comportamiento delictivo o el suicidio.
Los estudios avalados por la APA que fueron desacreditados se utilizaron en intentos de influir en decisiones jurídicas internacionales.
Los escritos de amicus curiae presentados en el caso E.B. vs. Francia ante el Tribunal Europeo de Derechos Humanos defendieron el derecho a la adopción para las parejas de personas del mismo sexo citando informes de la APA que afirman que no existen pruebas científicas objetivas para justificar el «tratamiento diferente de parejas del mismo sexo que desean adoptar porque (según la opinión de FIDH, ILGA-Europe, BAAF y APGL) todos los estudios científicos de renombre han demostrado que los hijos de padres gais y lesbianas no son más susceptibles de padecer problemas emocionales o de otra índole que los hijos de padres homosexuales».
En el caso de Karen Atala e Hijas vs. Chile ante la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), un escrito de amicus curiae que defendía a las madres lesbianas que habían perdido la custodia de sus hijas señalaba que la American Academy of Pediatrics «reconoce que un conjunto considerable de literatura profesional demuestra que los hijos de padres homosexuales pueden tener las mismas ventajas y las mismas expectativas de salud, adaptación y desarrollo que los hijos de padres heterosexuales».
Traducido por Luciana María Palazzo de Castellano