sábado, diciembre 04, 2010

Están entre nosotros pero no son de los nuestros.....la masoneria eclesiástica

Maíz

ARZOBISPO BRASILEÑO ASISTE A UN ENCUENTRO MASÓNICO

A las 6:11 PM, por Isaac García Expósito
Categorías :
Actualidad, Moral, Iglesia

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Desconozco qué pinta el Arzosbispo Monseñor José Alberto Moura, pronunciando un discurso en la Logia Masónica Dios y Libertad, en el estado de Minas Gerais, en Brasil.

Según dice uno de los masones:

Las dos instituciones tienen muchas cosas en común, especialmente el compromiso con una sociedad justa y siempre buscando mejorar la vida de la comunidad

Tremendo y falso lo anterior.

Por otra parte, ¿se ha abolido la enseñanza del Magisterio sobre la Masonería? Por ejemplo:

Deplorando Nosotros  estos males, la caridad nos urge y obliga a clamar repetidamente a Dios: «Mira que bravean tus enemigos y yerguen la cabeza los que te aborrecen. Tienden asechanzas a tu pueblo y se conjuran contra tus protegidos. Dicen: 'Ea, borrémoslos del número de las naciones'».

Ante un peligro tan inminente, en medio de una guerra tan despiadada y tenaz contra el cristianismo, es nuestro deber señalar este peligro, descubrir a los adversarios, resistir en lo posible su tácticas y propósitos, para que no perezcan eternamente aquellos cuya salvación nos está confiada, y para que no sólo permanezca firme y entero el reino de Jesucristo, cuya defensa Nos hemos tomado, sino que se dilate todavía con nuevos argumentos por todo el orbe.

Nuestros antecesores los Romanos Pontífices, velando solícitamente por la salvación del pueblo cristiano, conocieron la personalidad y las intenciones de este capital enemigo tan pronto como comenzó a salir de las tinieblas de su oculta conjuración. Los Romanos Pontífices, previendo el futuro, dieron la señal de alarma frente al peligro y advirtieron a los príncipes y a los pueblos para que no se dejaran sorprender por las artimañas y las asechanzas preparadas para engañarlos. EL Papa Clemente XII, en 1.738, fue el primero en indicar el peligro. Benedicto XIV confirmó y renovó la constitución del anterior pontífice. Pío VII siguió las huellas de ambos. Y León XII, incluyendo en su constitución apostólica Quo graviora toda la legislación dada en esta materia por los papas anteriores, la ratificó y confirmó para siempre. Pío VIII, Gregorio XVI y reiteradamente Pío IX hablaron en el mismo sentido.

En efecto, tan pronto como una serie de indicios manifiestos – instrucción de procesos, publicación de las leyes, ritos y anales masónicos, el testimonio personal de muchos masones – evidenciaron la naturaleza y los propósitos de la masonería, esta Sede Apostólica denunció y proclamó abiertamente que la masonería, constituida contra todo derecho divino y humano, era tan perniciosa para el Estado como para la religión cristiana. Y amenazando con las penas más graves que suele emplear la Iglesia contra los delincuentes, prohibió terminantemente a todos inscribirse en esta sociedad.

Humanum Genus, 1 - 4. León XIII.

Afirmación reforzada por otros argumentos clarísimos que ponen de manifiesto esta contradicción de la masonería con la moral natural. Porque por muy grande que esa la astucia de los hombres para ocultarse, por muy excesiva que sea su costumbre de mentir, es imposible que no aparezca de algún modo en los efectos la naturaleza de la causa. «No puede árbol bueno dar malos frutos, ni árbol malo dar frutos buenos». Los frutos de la masonería son frutos venenosos y llenos de amargura. Porque de los certísimos indicios que antes hemos mencionado, brota el último y principal de los intentos masónicos; a saber: la destrucción radical de todo el orden religioso y civil establecido por el cristianismo y la creación, a su arbitrio, de otro orden nuevo con fundamentos y leyes tomados de la entraña misma del naturalismo.

Humanum Genus, 8. León XIII.

A vosotros, venerables hermanos, os pedimos y rogamos con la mayor insistencia que, uniendo vuestros esfuerzos a los nuestros, procuréis con ahínco extirpar este inmundo contagio que va penetrando en todas las venas de la sociedad. Debéis defender la gloria de Dis y la salvación de los prójimos. SI miráis a estos fines en el combate, no ha de faltaros el valor ni la fortaleza. Vuestra prudencia os dictará el modo y los medios mejores de vencer los obstáculos y las dificultades que se levantarán. – Pero como es propio de la autoridad de nuestro ministerio que Nos indiquemos algunos medios más adecuados para la labor referida, quede bien claro que lo primero que debéis procurar es arrancar a los masones u máscara, para que sea conocido de todos su verdadero rostro; y que los pueblos aprendan por medio de vuestros sermones y pastorales, escritas con este fin, las arteras maniobras de estas sociedades en el halago y en la seducción, la maldad de sus teorías y la inmoralidad de su acción. Que nadie que estime en lo que debe su profesión de católico y su salvación personal, juzgue serle lícito por ninguna causa inscribirse en la masonería, prohibición confirmada repetidas veces por nuestros antecesores. Que nadie sea engañado por una moralidad fingida. Pueden, en efecto, pensar algunos que nada piden los masones abiertamente contrario a la religión y a la sana moral. Sin embargo, como toda la razón de ser de la masonería se basa en el vicio y en la maldad, la consecuencia necesaria es la ilicitud de toda unión con los masones y de toda ayuda prestada a éstos de cualquier modo.

Humanum Genus, 22. León XIII.

(…) Y en esta conducta perniciosa y desleal va delante de todos los demás una secta tenebrosa, que la sociedad arrastra a su lado desde hace muchos años, como una enfermedad mortal que contamina la salud, la fecundidad y la vida de la sociedad. Personificación permanente de la revolución, constituye una especie de sociedad al revés, cuya finalidad es un predominio oculto sobre la sociedad reconocida, y cuya razón de ser consiste en la guerra a Dios y a su Iglesia. No será necesario ni siquiera nombrarla, pues todos ven en estos datos la masonería, de la cual hemos hablado particularmente en nuestra encíclica Humanum genus, de 20 de abril de 1.884, denunciando sus maléficas tendencias, sus falsas doctrinas, sus obras nefastas.

Annum Ingressi, 26. León XIII

Por tanto, no ha cambiado el juicio negativo de la Iglesia respecto de las asociaciones masónicas, porque sus principios siempre han sido considerados inconciliables con la doctrina de la Iglesia; en consecuencia, la afiliación a las mismas sigue prohibida por la Iglesia. Los fieles que pertenezcan a asociaciones masónicas se hallan en estado de pecado grave y no pueden acercarse a la santa comunión.

Declaración sobre la Masonería

 Congregación para la Doctrina de la Fe 26/11/1.983 firmada por Joseph Ratzinger actual Papa Benedicto XVI

CONGREGACIÓN PARA LA DOCTRINA DE LA FE

DECLARACIÓN SOBRE LA MASONERÍA

 Se ha presentado la pregunta de si ha cambiado el juicio de la Iglesia respecto de la masonería, ya que en el nuevo Código de Derecho Canónico no está mencionada expresamente como lo estaba en el Código anterior.

Esta Sagrada Congregación puede responder que dicha circunstancia es debida a un criterio de redacción, seguido también en el caso de otras asociaciones que tampoco han sido mencionadas por estar comprendidas en categorías más amplias.

Por tanto, no ha cambiado el juicio negativo de la Iglesia respecto de las asociaciones masónicas, porque sus principios siempre han sido considerados inconciliables con la doctrina de la Iglesia; en consecuencia, la afiliación a las mismas sigue prohibida por la Iglesia. Los fieles que pertenezcan a asociaciones masónicas se hallan en estado de pecado grave y no pueden acercarse a la santa comunión.

No entra en la competencia de las autoridades eclesiásticas locales pronunciarse sobre la naturaleza de las asociaciones masónicas con un juicio que implique derogación de cuanto se ha establecido más arriba, según el sentido de la Declaración de esta Sagrada Congregación del 17 de febrero de 1981 (cf. AAS 73, 1981, págs. 230-241; L'Osservatore Romano, Edición en Lengua Española, 8 de marzo de 1981, pág. 4).

 El Sumo Pontífice Juan Pablo II, en la audiencia concedida al cardenal Prefecto abajo firmante, ha aprobado esta Declaración, decidida en la reunión ordinaria de esta Sagrada Congregación, y ha mandado que se publique.

Roma, en la sede de la Sagrada Congregación para la Dotrina de la Fe, 26 de noviembre de 1983.

Cardenal Joseph RATZINGER
 Prefecto

+ Fr. Jean Jerôme HAMER, O.P.
Arzobispo titular de Lorium
Secretario
.

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Cuando un fiel vea las fotos en las que su Arzobispo recibe una placa de los masones, a lo mejor piensa que eso de la masonería no es tan malo. Perdonen la ironía, pero maldita sea la gracia que tiene el asunto. Todo esto es dantesco.

El Arzobispo confundiendo a los fieles. ¿A alguien le preocupa la salvación de las almas?

 ¿Qué hace este traidor entre los masones recibiendo distinciones?

¡Señor ven pronto!

Fuente católica: Fidei Depositum
Fuente masónica:
AMI

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