Sin el domingo no podemos vivir- (Emérito)
En el año 304, cuando el emperador Diocleciano prohibió a los cristianos, bajo pena de muerte, reunirse el domingo para leer las Sagradas Escrituras y celebrar la Eucaristía, 49 cristianos de Abitinia (actual Túnez) fueron sorprendidos un domingo mientras celebraban la Eucaristía a escondidas.
Después de terribles torturas para que se arrepintieran de haber desobedecido la orden imperial, el procónsul Anulino les preguntó porqué habían hecho esto. Emérito respondió a nombre de todos: "sin reunirnos el domingo para celebrar la Eucaristía no podemos vivir". Los 49 vencieron al morir por su fe y la Eucaristía dominical.