lunes, marzo 26, 2007

¿Cómo entendemos los católicos el "castigo"?

"Castigo" es un concepto muy impopular en nuestra cultura actual. y así nos va. Los católicos creen que Dios es Amor pero también es maravillosamente Justo en su misericordia.
Para entender mejor pongamos un ejemplo: Toma entre tus manos una hoja de papel limpia sin uso, luego juega con ella arrúgala, haz de ella un bollito y luego estírala de nuevo... ¿Pudiste estirarla a su calidad inicial?...Seguro que no. Tal vez con ayuda de una plancha puedas dejarla lisa pero aún así quedarán marcas y hasta quebraduras en el papel. Y no importa la fuerza que hayas puesto en arrugarla, un papel es suficientemente débil como para que la más mínima arruga que se le haya hecho deje sus huellas cuando se intenta estirarlo
El alma en estado de gracia es como esa hoja de papel, perfecta. Cuando llega el pecado la arruga, la lastima y hasta puede destruirla. Jesús es quien aporta la "plancha del proceso" de Nacer de Nuevo o de la Conversión del corazón (para los católicos Jesús estira de nuevo la hoja de papel arrugado de nuestra alma pecadora en el sacramento de la Reconciliación).
Sin embargo, aunque la hoja haya recuperado su forma y se pueda volver a escribir en ella pueden quedar marcas y quebraduras. Así también en el alma pueden quedar marcas, heridas, quebraduras del pecado anterior aún cuando este haya sido perdonado.
Para los católicos todo pecado cometido tiene una doble consecuencia: la separación de Dios y este es lo que consideramos como "castigo" y una segunda consecuencia que es el apego desordenado a las criaturas, todo pecado cometido nos marca, nos hiere, deja huellas, deja ataduras en el pecador, en el prójimo que fue dañado y de alguna manera u otra en toda la creación.
Así mismo para los católicos hay dos clases de pecado:
Pecado "Mortal" o "Grave". Se llama mortal porque rompe la comunión con Dios y un alma separada de Dios está muerta. El pecado mortal se comete generalmente contra alguno de los 10 mandamientos, el asunto es grave, el daño provocado es grave y la persona que lo comete tiene que estar conciente de que lo que está haciendo está mal y aún así usando su libertad se obstina en hacerlo. El "castigo" es la separación de Dios. Si la persona muriera sin arrepentirse su castigo será eterno y ese castigo es el infierno, la eterna separación de Dios. Esto es el "Castigo Eterno". Sin embargo si la persona se arrepiente con conversión del corazón y recibe el perdón este castigo eterno es removido. Sin embargo no quiere decir que las consecuencias del pecado cometido no hayan dejado huellas en el alma como las arrugas en el papel.
Pecado Venial (cuando lo que se comete no es tan serio ni grave) El daño causado no es muy grande, no rompe la comunión con Dios ni quita la Gracia recibida en el Bautismo pero conlleva esa consecuencia de apego a las criaturas, esas huellas, heridas y ataduras. Todos los cristianos cometemos diariamente pecados "veniales" que sin romper la comunión con Dios nos dejan marcas como las arrugas del papel. Para el católico la celebración del sacramento de la confesión y el arrepentimiento sincero durante el acto penitencial de la misa limpian completamente estas "marcas" del pecado venial. Pero si una persona muere y todavía lleva estas "arrugas" en su alma, no está completamente perfecta para entrar al cielo, porque al cielo solo entra lo perfecto y totalmente puro. Sin embargo tampoco le corresponde el castigo eterno del infierno porque es un verdadero cristiano y esta persona ya está salvada. En este caso le corresponde el "Castigo Temporal". La separación de Dios sigue siendo el "castigo" pero esta vez es solo por un tiempo mientras su alma se purifica completamente para entrar al cielo. (Esto es el Purgatorio). 
EL "CASTIGO" O "PENA" POR EL PECADO ES LA SEPARACIÓN DE LA COMUNIÓN CON DIOS
El "Castigo Eterno"
Está muy de moda en la sociedad secular de hoy creer que no existe el infierno. Justamente una de las mayores victorias del demonio sobre la sociedad moderna es hacerle creer que ni él ni el infierno existen. Afortunadamente católicos y evangélicos creemos que hay un infierno, que existe el demonio y que el mal es una realidad. Quienes obstinada y persistentemente continúan en el pecado habiendo recibido el anuncio de Cristo y el conocimiento de la verdad no les irá muy bien en la vida futura (Heb. 10,26-27). El infierno es real y está esperando por quienes le dan la espalda al Señor Jesucristo
Volviendo a la historia del papel de más arriba estos "papeles" no se dejan estirar por el único que puede hacerlo y así arrugados no pueden servir para nada más que para ser arrojados al desperdicio.
Gracias Dios nuestro porque siempre hay una oportunidad para la Reconciliación
Dice Juan Pablo II que:
..."la «condenación», no se ha de atribuir a la iniciativa de Dios, dado que en su amor misericordioso él no puede querer sino la salvación de los seres que ha creado. En realidad, es la criatura la que se cierra a su amor. La «condenación», consiste precisamente en que el hombre se aleja definitivamente de Dios por elección libre y confirmada con la muerte, que sella para siempre esa opción. La sentencia de Dios ratifica ese estado"
Jesús perdona 70 veces 7 (Mat 18,22) y la casa del Padre esperando al hijo pródigo está siempre abierta (Lc. 15,11-32). Jesús estará siempre esperando hasta el último minuto (como con el "buen ladrón" Lc. 32,42-43) para recibir a quien se torne (convierta) a Él con sinceridad. Sin embargo y hasta el último respiro es uno quien opta en conciencia por Cristo o por el castigo de la eterna separación de Dios. (En el caso de los católicos este proceso incluye el Sacramento de la Reconciliación).
Esa separación eterna de Dios, extremadamente dolorosa de soportar es el peor castigo para una criatura creada para la comunión con Él y es la muerte eterna que se confirmará en el juicio final para quienes ha optado por libremente por ella. (Ap.20,10-15. Ap. 22,14-15)
 
Reflexion de:
M.E. Winston Pauta Avila
Iglesia Católica Agua Santa
Guayaquil – Ecuador

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